miércoles, 26 de agosto de 2015

Gustavo Adolfo Garcés: Poemas




Gustavo Adolfo Garcés
















El vagabundo

Dice que ahora se dirige
hacia los páramos
para rumiar otros aires
y cuidar el huerto
de la nieve
a menudo me propone
acertijos
¿quién se hizo y se deshizo?
— pregunta
el chaparrón
— responde
¿quién es el que primero
se levanta?
no tengo registro
de sus quejas
con frecuencia
se las da de filósofo

Palabras

A medianoche
unas pocas palabras
hormiguean
miran
los escalones de piedra
de un viejo almanaque
hablan en voz baja
una página
las abandona para siempre

Cipreses de noche

Siempre
ensimismados
los cipreses
fundidos
al paisaje
en su tranquila
compulsión


Alcatraz

Verlo planear
su belleza
arrastra el cielo
hacia la nada
nos hace próximos

(de Una Palabra Cada Día)


Gustavo Adolfo Garcés ( Medellín, Colombia,1957). Poeta. Ha publicado: Libro de poemas (1987), Breves días (Premio Nacional de Poesía Colcultura, 1992), Pequeño reino (1998), Espacios en blanco (2000), Libreta de apuntes (2006) y Una palabra cada día (2014).  Se desempeña como asesor de la Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos.

Alberto Ciupiak: Muestra Dibujos


Luis Pereira Severo: Poema Uno






Luis Pereira Severo
























1.
sucede esto:
mientras la camarera dispone el
alimento
carne asada
papas
cerveza
(es que soy una chica ordinaria, me dices),
repaso la textura superficie
el recorrido por tu espalda
los abrigos
lo interior.

2.

me gusta
la contundencia casi pornográfica de
sus pechos
me gusta cuando gime
casi en el paroxismo
como en esa novela de Carpentier
me gusta su clase de izquierdismo
casi demodé.

3.
ella es grande rotunda
quizás de ascendencia polaca
quizás sus abuelos vinieron de Cracovia
él es pequeño enjuto
casi invisible
no hay noticia acerca del origen
de sus parientes.
se los ve sin embargo felices
comparten la manera de reír
cierto entusiasmo casi
inadvertible
por los himnos de los derrotados
se encuentran sus pasados en
trenes que viajan hacia los crematorios
o en largas jornadas de cosecha
en sitios aun ausentes de los mapas
ambos migraron de dialectos y de
formas de bailar
navegan sobre barcos imposibles
aun esperan
por el arribo a puerto.

Luis Pereira Severo (Paso de los Toros, Tacuarembó, Uruguay, 1956) Poeta, editor,
Luis Pereira Severo, Affonso Romano de  Sant'Anna, EM, Marina Colasanti
gestor cultural y periodista. Ha publicado: Murallas (Libros de Granaldea. 1980),Señales para una mujer (Ediciones Programa, 1985 - 2a. edición La Tinta del Alcatraz, Toluca, México. 1993), Memoria del mar (Destabanda. 1988), Poemas de acción y mujeres delgadísimas (Ediciones de Uno. 1992,) Retrato de mujer azul (Civiles iletrados. 1998), Manual para seducir poetisas (Civiles iletrados. 2004), Pabellón patrio, serie de relatos íntimos (Yaugurú. 2009), Fenómenos de animación bailable, antología personal (Trópico Sur, mini libros 50, 2011), Poemas para mi novia extranjera (Vox,2015).

Juan Carlos Miranda Ponce: Diez poemas de Helio




Juan Carlos Miranda Ponce









  


 Si para extrañas visiones naciste,
                                                                                                           vete a mirar lo invisible
                       John Donne


Estrella Polar

Madre de los aguaceros
Sombras femeninas esperan la luz del día
Las olas del atardecer decrecen en su reflejo
La ciudad está destruida
Los ciclos de la rosa señalan la ruta
                                                                    de cincel en la conquista de los polos inexplorados
El navegante dibuja el fin del mundo/

                                                                                                                       Viaje y enigma

Mar en estanque sagrado  desnudo me entrego a tu abrazo  sucesión y olvido
región de alada mirada  Helena Blavatsky vidente  escribe la alegoría del viento
Su rostro que asombra y delata  réquiem sin máscara
canta las coordenadas secretas de la aurora 
Sonríe

Déjà vu
                                                                                                                                  
Mi  viaje no era territorial  debía convertirse en un viaje psíquico  fundirme en la luz del primer recuerdo  secretero  el momento cuando por vez primera  miré el mar  sumerjo mis vértebras en la arena caliente  ascenderá lenta la marea  fuente de deseos  abadía de tempestad
Abrazo y distancia  las horas sobran  misterio cifrado del desierto/

                                                                                                           Amianto

      Madera evanescente  frágil merluza cuando la comedia inaugura el doble viaje de ascender al mar desconocido  Andrómeda   profanada constelación… domesticaste al animal en su guarida  la carta del marinero  llueve  sobre el arco de tu rostro en la bóveda de amianto/

Sobre la resonancia de una segunda versión

Sostuve en el estertor del sonido, la frecuencia y el estruendo.
Una danza que mira la nieve, hierve la sangre, una escalera inversa bajo el agua, la puerta abierta al tímpano sordo que hunde su esmaltada resonancia, sin palabras, la imagen ineludible de fuerzas y entrañas marchita las cuerdas del vientre solar en su rostro cambiante.
Diagrama del verbo sin carne, silencio de silicio en la tinta hurgada
Los colores en las palabras me anuncian el fin
Lo imperceptible

Escribir.

Vibrátil

                        a Jacko Pastorius

Cuando la gravedad de la frecuencia sin sonido/ viaje en tus dedos/ la partitura de las ilusiones combustione el frío frenético en tu fiebre de licores y noches sin fin/ dibujarás sobre el viento la humedad salada/ el anhelo de cariciar los vestidos de la abuela/ el rocío en la seda de sus plantas/ su palabra en brizna de xilófono y canto/ el vuelo de teclas sobre tu mundo ardido/ casi desapareciendo en el lugar más aislado de los témpanos de hielo y sangre.

Estaré en tu frente como un pequeño arpón encendido/ soplando las llamas que danzan y retuercen el reflejo de un espejismo retráctil/ acústico.

Cuidaré de ti/ aguardarás que el día te domestique con sus ansias/ no habrá preguntas insomnes sobre el silencio/ acordes de la lluvia planeando el dédalo de tu cielo/ no gritarás tu nombre sin nombre.

Levantaré tu costado para que la música se impregne en cuerpo y estallido/ sinfonía dando oxígeno y músculos a un pulso amenazado por una enfermedad sin rostro.

Cuando la gravedad de los signos de forma y policromía a tus dedos/ lograrás conversar con la piel del árbol/ sanará los huesos rotos/ nuevamente tu ojo de cíclope cantará la lágrima encendida.

Las olas

                                                  Poética en danza aerodinámica
                                                  a Virginia W.
  

 Tres escenas fragmentadas

   1. El Faro
   2. Naufragio Escarlata
   3. Iridiscente
 
El faro

Un arco de fuego ardía en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar lanzaba llamas doradas…

Desde la arena, el cuerpo de Rhoda, gime y contorsiona lenta su acústica oquedad. Descansa. Escucha los veleros de otras islas. La música es el paradigma del océano en penumbras.

Toda su piel está imantada al solar, repta, gesticula, arrastra cabeza, piernas, manos. Sufre de ceguera, busca el faro de la incertidumbre en una danza equívoca de provocada intemperie.

El destiempo emerge en el espiral cósmico del caracol. Abre y cierra los ojos. Buscará la salida a otro oleaje de espinadas efervescencias, flota su cuerpo al borde de la playa, donde está el faro de la otra danza?

Naufragio Escarlata

El choque de las olas al romper llegaba a sordos golpes, como maderos al caer sobre la playa…

El cuerpo de Bernard, emerge desde la profundidad del silencioso grito, salta para tocar el astro herido del túnel zigzagueante. Todo es vértigo y velocidad sincronizada, sus brazos, hélices de otra maquinaria, donde la danza provoca una extraña máscara sin gesto.

Diagonales dentro de un cuadrante onírico, la marea violenta es el cuerpo, la sal de la partitura combustiona los enjambres de saltos y caídas repitiéndose una y otra vez, como fotogramas ilustrando el fin de los días

El cuerpo del naufragio es el pájaro escarlata que no cesa de anhelar el arrecife de la música.

Iridiscente
                                                          
               Rodeado de un círculo dorado, el espejo mantenía la escena inmóvil, como si en su ojo fuera eterna…

La máquina de escribir es un cuerpo destruido por el cuerpo lumínico de Neville, las páginas recrean el autorretrato de la luz equidistante. El mar perfora la sombra de las letras, detrás del escenario sin dimensiones habita una mujer giganta como la ola de la danza invernal.

Ecos diluidos en el vacío de la música. Fosforescente líquido el aguaje profundo de la osamenta que baila en el destierro de luz y sombra, qué es el mar. Quién es el naufragio. Cómo se puede bailar bajo el agua oscura del desierto.

Tridente lastima la superficie dorada de la ola. Soy la ola que inunda la esfera.
Te espero desde el humo de tu cigarro enloquecido.

Breve historia del silencio

   
    a E.G.
desde la infancia                                                    

La boca estaba más roja que nunca; sobre sus labios había gotas de sangre fresca que caían
                                                                                                       Bram Stoker



Escribir sobre Entre la miel y la sangre, es abstraerse en un viaje donde la substancia onírica de las letras transmuta en un cuerpo dilatado por la luz, la invención de la ciudad, y su otro costado: la soledad, la ausencia, los recuerdos y sobre todo el silencio como forma integral del lenguaje. Cerrar los ojos y percibir como se dibujan los signos sobre el papel, determina la creación de un nuevo territorio en expansión, meridianos que cruzan la descompresión de las palabras rotas, que se transforman, imantadas a los pasos de un tiempo que nos permite habitar este gran escenario de la poesía y su misterio.

Aquí, los poemas se mueven como ángeles decapitados en búsqueda del retorno al paraíso, dejar sus huellas en la Ciénega de un laberinto que es bruma y materia, colores grises que renacen de la mente del poeta y su conjurada esencia…nocturnidad. Si de la dualidad aceptamos la condición de reunir dos caracteres distintos en un mismo objeto, logramos reconocer que en Entre la miel y la sangre se encuentran juntas dos polaridades líquidas y al mismo tiempo igníferas. Sostener un diálogo con el presente pentagrama de imágenes y entramados sensoriales, nos brinda la sensación de desahogo. En la tierra del miedo sobrevivo, supervive el deseo por descifrar una escritura contenida en la ceniza silencio del recuerdo, como una caída sin vértigo el pulso de los poemas van entre encrucijadas y malabares para el lector de mirada aguzada e intemporal.

El faro por donde nos conduce en el río de la poesía, no cesa de alumbrar el mundo que diseñamos como un nuevo cartograma, un nuevo aliento para continuar y decir en mis manos tiembla la palabra…el telón sigue cayendo en el néctar del silencio.

Juan Carlos Miranda Ponce (Quito, Ecuador, 1975) Escritor, Artista escénico & Gastronómico.
J. Malatesta, EM, Enrique Hernández  D'Jesús, Juan Carlos Miranda Ponce, Caracas, 2015.
Estudió Ciencias del Lenguaje y Literatura en la Universidad Central del Ecuador. Dramaturgia en el Teatro Experimental de Cali-Colombia con Enrique Buenaventura. Danza contemporánea en la  Compañía Nacional de Danza. Poéticas de la Gastronomía con el maestro Terry Araujo. Participó con sus obras performáticas en espectáculos de Varieté en arte contemporáneo y gastronomía  en varias ciudades de Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Argentina, Nicaragua, Cuba. Premio Internacional de poesía Heraldo de Vallejo, otorgado por la Alcaldía de Santiago de Chuco  y el Instituto nacional del libro y la lectura del Perú, 2002. Becario de la Fundación Pablo Neruda, Santiago de Chile, Valparaíso, Isla Negra.
Ha publicado Poemas del No-Mundo, Editorial Regina 1999, Quito Cosmología de la carne, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2000. La letra con sangre entra, Ediciones Látigo, 1era edición 2005, Quito,  2da edición Editorial Big Sur Argentina 2009. Las cuatro estaciones del frío, Ediciones de la línea imaginaria, 2009. Quito Extraterritorios, MDE 2011, Quito Refractario en altamar editorial Big Sur, Argentina, 2011. Antología Seis poetas contemporáneos del Ecuador. La Habana-Cuba  centro cultural Dulce María Loynaz  MDC 2012. Refractario en altamar, Premio nacional de poesía para las artes MDC, 2012 Quito. Lumínica y otros delitos, Premio de poesía del Gobierno del consejo provincial de la provincia de Pichincha 2013. Parte de su libro Helio ha sido traducido al inglés, portugués, francés y alemán.




martes, 25 de agosto de 2015

Lyerka Bonnano: Poemas



Lyerka Bonnano






















CAMINAR

Caminar por la habitación sin poder estarse quieto
los perros giran y se echan
los hombres rondamos en el mismo sentido
persiguiendo la sombra en el suelo
cuando ya no se quiere contestar el teléfono
o mirar por la ventana

CANDADO

Soy el candado que no cierra nunca
en la bisagra me cuelgo
y dejo entrar y salir a conveniencia
un cerrajero alguna vez quiso cambiarme
y sólo consiguió el desnivel
la puerta oxidada
y un orificio sin sentido

Porque yo sé del resguardo
del cuidado
del deber

CASTIGO

Mi padre me castigaba con los clásicos
Sabía cuánto los amaba
Y a diario imponía su penitencia
Entre un párrafo y otro

Aprendimos a amarnos desde las historias
las desavenencias siempre venían por las visiones

Un día ya los libros no estaban
papá los cambió por abarrotes
en mi casa hubo silencio
ese día no hubo castigo
no hubo palabras
y fue la primera vez
que no importó llegar a casa

CORAZÓN

Este corazón está cansado
y de tanto se ha detenido a esperar que algo lo reavive
así sea un falso entusiasmo
una esperanza absurda
o una mentira

CHICLE

Con el chicle que masticaba de niña
inflaba un mundo entero en la boca

ahora desinflamo la vida en aretes
que hacen los labios

y escupo al acabarse lo dulce




LYERKA BONANNO (Valencia, Venezuela 1981) Poeta, Licenciado en Educación, Mención Lengua y Literatura en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo. Docente y Directora de Cultura de la Universidad Arturo Michelena, UAM. Fue Directora de la revista “La Tuna de Oro”. Perteneció a la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional POESIA Universidad de Carabobo (2004-2011). Ha sido merecedora de la Mención Honorífica  del Concurso de Poesía “Simón Rodríguez” del CUAM- Valencia  por Cartas de Guerra (2001); y con 33 Poemas (2012) la  mención honorífica en el XIX Concurso de Poesía Fernando Paz Castillo, del CELARG. Ha publicado: Cartas de Guerra 2005 y El Zigzag de la Máquina de Coser 2007 y ha participado en las antologías: Amanecieron de Bala, (Antología Poética la de la actual poesía joven venezolana), (2007); Deleite Literario III, (antología poética para jóvenes), (2008). Miembro de Plaza XXI grupo de arte internacional.

viernes, 7 de agosto de 2015

Lucas Margarit: …o los pájaros



Lucas Margarit

















el primer vuelo de los pájaros
comenzó el día quinto
mientras buscaban un lugar para
construir sus nidos
y guardar el primer alimento del mundo

reconocieron una imagen sobre el blanco
espejo del agua
y tomaron el barro y las ramas
para saber que nada cubriría la futura
esfera del cielo

fue en el quinto día
cuando los pájarosd
se refugiaron entre los árboles
o en el sexto cuando vieron
otros pájaros acercarse temerosos
a la orilla de un río

¿qué escucharon los pájaros en el quinto día?
la palabra que extendió sus alas sobre el
ruido del mar
y la misma palabra que
moldeó las escamas de los peces
y la piel fría de los reptiles

al sexto día volaron hacia el otro lado
del mar
y escucharon sus propias voces
como un murmullo que tomaba la forma de las águilas
y regresaron a sus árboles aún sin grietas

respirando otra vez el aire débil de la tierra

las semillas del árbol
cubiertas de pulpa
que se diluye en la tierra del bosque
donde los nidos una vez más se cierran luego de un
vuelo de reconocimiento

así eran los pájaros
el primer día
que era el quinto del cielo
y el tercero del mar

miraron  al mundo
y volaron
extendieron las alas por segunda vez
detrás de los aromos

otro bosque no encontraron
ese día
sí el río de agua dulce
vaciado y vuelto a llenar
con el hielo de la montaña

llovió por primera vez

y otra vez
anocheció
y los pájaros
comenzaron a reconocer las
estrellas
para guiar su vuelo

otra vez anocheció

y vieron cómo la palabra
del barro
hizo un cuerpo
y cómo de ese cuerpo
la palabra hizo otro cuerpo

así fueron los primeros pájaros
así fueron las primeras pisadas
y sus nombres fueron las primeras
palabras de un hombre

(Fragmento de El Libro de los Elementos)

Lucas Margarit  (Buenos Aires, 1966) Poeta, ensayista, investigador y docente. Ha publicado los libros de poesía: Círculos y Piedras (1992);  Lazlo y Alvis (2001)  y El Libro de los Elementos (2007). En ensayo dio a conocer su trabajo sobre Samuel Beckett: Las Huellas en el Vacío (2003) Leer a Shakespeare (2013).

martes, 4 de agosto de 2015

Juan Calzadilla: 2 Poemas



Juan Calzadilla




















Lector de poesía

¿Qué clase de individuo es este que en mucho tiempo
no ha leído un poema y que a lo mejor ni siquiera
a lo largo de toda su vida
ha leído un poema?
Y que no cree que leer un poema tenga importancia
ni mucho menos resulte decisivo
para influir en el curso de los acontecimientos
de una vida que también hubiera continuado vacía
así hubiese leído todos los poemas.


El uso de la equivocación
es una manera de santificarla

Quien se ha equivocado mucho en su vida no parte de
que, porque se ha equivocado mucho, de ahora en adelante
se equivocará menos, conforme al dicho de que la
experiencia enseña. Más bien parte del principio según
el cual, gracias a haberse equivocado mucho, ha adquirido
licencia para seguirse equivocando.
(La argucia de pretender que porque se actúa en yerra,
ha hecho de la equivocación una regla general cuya
excepción es acertar una que otra vez.)





E.M., Juan Calzadilla
Juan Calzadilla (Altagracia de Orituco, 1931) Poeta, traductor, artista plástico y crítico de arte venezolano. Estudió en la Universidad Central de Venezuela y en el Instituto Pedagógico Nacional. Cofundador del movimiento El techo de la ballena (1961) y de la revista Imagen (l984). Obras publicadas: Dictado por la jauría (1962), Malos modales (1968), Oh smog (1978), Antología paralela (1988), Minimales (1993), Principios de Urbanidad (1997), Corpolario (1998), Diario sin sujeto (1999), Aforemas (2004). Obtuvo en 1997 el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Su obra poética, la cual puede ser seguida a través del volumen Antología paralela (1988), tiene una importancia decisiva en la poesía venezolana fue él quien desde sus poemas de finales de la década de 1950, y en especial los publicados a partir de la de 1960, desde Dictado por la Jauría (1962), mostró el rostro terrible de la ciudad. 

domingo, 2 de agosto de 2015

Washington Benavides: Poemas del Siglo XXI



Washington Benavídes


















 SEÑORA MUERTE…

                                                        “y lo que quiero saber es
                                                          Cuánto le gusta su muchacho de los
                                                          Ojos azules
                                                          Señora Muerte”
                                                                                     (e.e.cummings)


Si alemán serías El Muerte. Pero
Como te escribo en castellano,
Sos la señora Muerte.
La Ñata del lunfardo y algún
Tango, “La que te dije” –elusión
 a nombrarte- del lenguaje urbano.
En realidad, estamos frente a frente
Desde el nacimiento (y aún antes).
Y esto lo reveló el estoico y lo hizo poema Francisco de Quevedo.
Te han relacionado con el sueño.
Cosa que no comparto.
Aunque a veces nos llega de pesadilla
El sueño es la única visión que tendremos
Del Paraíso que no existe.
Por lo tanto, Señora, me importa poco
Que Usted desmonte a Búfalo Hill.
 A Napoleón o Benito
o cualquier maestro de la usura,
Rostchild o Banco Ambrosiano,
O pequeño usurero de provincia
Con las manos mugrosas de robarle
A los pobres y necesitados.
Otras desapariciones le objetarían
Poetas como Esenin o Maicovski
Que buscaron sus fríos pechos
“para morir abrasaos” no solamente
Artistas, gente común, laburantes
Que se mataron con sus copas de grapa antes
 De la oficina para poder teclear inmundos
 Formularios o parejas juveniles
Que, abrazados, se dejaron caer desde un bote a las aguas
donde los esperaba Perséfone.
Porque sus ciegos padres no midieron
La pasión de sus hijos.
Ni que decir de los niños que recolectas
Por todo el mundo. Esos
No besarán tus huesos desmedidos.
Y esto te lo digo en la cara sin desenfundar
 El revólver con cachas de nácar
Que heredé  de Billy The  Kid,
Ni la vieja pistola lafouchette de dos cañones
 De mi amigo Josecito Jiménez,
El carrero.


CUERPO HERMOSO…


                                   1

Es casi un ángel de Fra Filipo Lippi.
Aunque algunos le encuentran
Facciones de la abuela (por cierto,
 Muy hermosa, agregan, como
Cuidándose de la réplica jocosa).

El sexo oculto en un liviano pliegue
Está diciendo que se llamará:
                        ¿Estefanía, Margaretta,
                                   Helena?
Cuando le bañan (ella gustosa accede)
Es como una llama
Como una lámpara de siete brazos
Como una madreperla , una madrépora
                        O una niña hermosa.
                                  
                                 2

Si se lastima las rodillas
Al saltar del columpio
El mundo todo queda en suspenso.
Como en Santiago cuando está “temblando”.

En cumpleaños propio o ajeno
Parece advenediza
Como si un hada despertara
En una galería de carbón profunda.

Si mira un niño, ese niño
Ya sabe que será un Figari si pinta
Un Vaz Ferreira entre la Lógica y la Música
Un Santos Dumont en aeroplano
Un Julio Herrera que anda
 Suelto por Los Parques Abandonados
Soñando la Desolación Absurda,
 O un almacenero de ultramarinos
Con chalet liberty para el verano.

El niño que no es mirado (como yo)
Tendrá que irse a París
A competir en el Parque de Los
Príncipes en bicicleta o escribir un poema
Que le de vuelta al mundo como a una media
Y que se llame los Cantos de Maldoror.

                                   3

La adolescente que soñarían todos los publicitarios
Dalianegragivenchiversacelacabana
Pasea por el Prado y el rosedal desea que la niña
 Lo atienda y furiosamente estalla en rosas
                                    Amarillas
                                   Rosas-té
                                   Sangrientas
                                   Desesperanzadas
Al fin sólo aspiran a que la adolescente
Entre sus dedos prerrafaelistas
Transforme en juego cruel contarlas
Mientras las deshoja
                        En un “quiero,
                                   No quiero,
                                   Pero quiero,
                                   Y no te quiero…”

                                   4

Un muchacho atildado
La mira sin contemplaciones
De oferente,
La mira como un macho mira
A la hembra
Como un ciervo de altiva arboladura
Clava sus ojos en la cierva virgen
Y se prepara para la contienda.

Ella (que lo ha mirado disimuladamente)
Ahora se extasía en una telaraña
Que aspira –nada menos- que atrapar
                        Al sol.

                                   5

Cortinados amarillos que abrumaran
                        A Lucrecio
Pero no son amarillos ni cortinados.
Son un velo de novia, son un velamen
                        De esponsales.
Son otra tela de araña que no tejieron
                                   Los arácnidos
Pero que probablemente operen
                        De igual manera.

No es el novio el fino adolescente.
Es un señor de propiedad burguesa
Una cadena de oro cruza su vientre
Y en su chaleco de pana blanca
Oculta el Tiempo.
Bigotes a lo Humberto Primo
Levita de embajador francés y el cuello
De palomita y de charoles donde el cielo
Se refleja en  sus botines.
El cabello detenido en dos crenchas.
En el rostro sin sorpresas, una sonrisa
De satisfacción, y a la par un aire
 Grave
De pausados giros…

                                   5
No fue el ciervo y la cierva
En la majestuosidad del bosque de abedules.
Fue casi un estupro, con gruñidos y grititos,
Un revuelo de vestiduras de dormir
Y blancos muslos asediados.

                                   6

Junto a la madre que teje imperturbablemente
La joven mujer grávida
Mira por la ventana el Prado del otoño
Una niebla que es como un mitin de fantasmas
Va borrándolo todo…
También el pensamiento de la joven grávida
Que estaba lejos, muy lejos,
Tal vez en Buenos Aires, a la que ahora llaman
                        “La Reina del Plata”.
Imperceptiblemente, cava y cava una arruga
Advenediza, en su frente de Dama
De Dante Gabriel Rossetti.
Un señor, que le es ajeno, aunque sea su marido
Acaba de regresar de su bufete.
Su sombra, a contraluz, se vuelve enorme,
Un leve clic advierte que la puerta
Cancel con sus cristales de Murano,
Dejó fuera el otoño.


DEVOLUCIONES  IMPOSTERGABLES

El “manto de Gotemburgo”, una maravilla textil
Creada por los indios paracas del Perú,
Vuelve a su origen. El gobierno de Suecia
Cumple con un requisito fundamental:
La vuelta de maravillas del arte, la arquitectura de pueblos arrasados
Por los conquistadores. Desde las creaciones admirables egipcias o más antiguas
Que “adornan” ciudades de los invasores, como si fueran propias.
Como ostentaban (y ostentan) escudos patrios con
Las banderas de los vencidos, como triunfos
 Romanos. Ni que decir de la rapiña nazi
Con Goering a la cabeza, de los logros artísticos de los países invadidos.
¿Cuántas joyas, pinturas, artesanías mágicas,
Debieran restituirse a su origen?
Hoy, en una hermosa revista peruana “Chasqui” nº 23, octubre de 2014,del Ministerio de RREE .Una arqueóloga, Carmen Thays, historia la joya de la textilería paraca.
Y bien, ello nos movió, a la reflexión anterior.
Cómo una ráfaga, como un turbión
De pesadilla: circularon por nuestros ojos
Los robos manifiestos de los detentadores
Del poder, sobre las obras únicas
De los vencidos.
¿Cuántos museos del mundo se alimentan
Con estos saqueos?
Cuántos turistas de Grecia vuelven con pedazos
 De mármol de esculturas o templos
Que les venden al mejor postor?
Y ya no gobiernos depredadores, sino
Sencillos hombres y mujeres
Que retornan con su pedacito del Acrópolis?
(Sé que miras la vasija, el plato, la ñañaca
O manto chico o las bandas cefálicas del
Rey difunto, que amañaste, el pectoral de oro,
La esmeralda del cuello de la princesa,”La Barca de Oro”, corazón del Museo de Bogotá, que se escapó por unos dólares…)…)
En el Brooklyn Museum yace el “Manto Calendario” saqueado en 1902 del cementerio de Arena Blanca, en la península de Paracas,
Por Domingo Cánepa y su pandilla,
De los núcleos funerarios descubiertos.
¿Volverán las oscuras golondrinas
De tu balcón sus nidos a colgar?
Me viene un gesto escéptico. Perdona.


 INVENTARIO-PESADILLA
                        ECOCATASTROPHE.

Dejemos los “40 días y 40 noches”
De Las Sagradas.
Un emperador chino ordenó la quema
De la gran biblioteca, porque la Historia
Debía comenzar en él y con él.
Tu Fu, en un poema, hablando al emperador
De turno,
Le señaló que, junto a la Gran Muralla,
Coexistía una gran muralla de osamentas,
De los esclavos y extranjeros que costó
Una de las Maravillas del Mundo.
¿Sabes cuantos obreros y familias de obreros
Abatió entre la malaria y la miseria
La construcción del Canal de Panamá
(Y ahora sobrevendría el de Nicaragua).
¿Cuántos la Gran Esfinge, cuántos
Las Pirámides y los Colosos de Menmon?
¿Sabes que con Chico Carlos fueron muchos
 Los mártires defendiendo la Amazonía
De la avidez de los Latifundistas y Empresarios? Defendiendo nuestros pulmones?
Olvidaste las catástrofes nucleares:
En 1979 en Three Mile Island (Pensilvania,
EEUU) O en Chernobil (Soviética) 1986,
O en Fukushima (Japón) en 2011?
¿Sabes que las pruebas atómicas marítimas modificaron
la Corriente del Niño y otras mas, desviando
La que aportaba la anchoeta al Perú, para  gaviotas y petreles y su guano, y la pesca, alimento  imprescindible?
Sabes que el clima mediterráneo de Montevideo se fue al carajo,
Y vivimos alterados por las “alertas naranjas o amarillas” que significan tornados, granizo,
Lluvias que desbordan río y arroyos,
Obligando a miles a refugiarse, viendo sus precarias
Viviendas destruidas. ¿Sabes cómo la
Administración se desvive por extraerlos del lodo y de los excrementos?
¿Te has enterado del volumen polucionado de río y arroyos,
Por las vertientes químicas de empresas y fábricas, transformando en canales de la muerte
Todo lo acuífero?
            Si todavía te queda voz, hazla  oír,
                        Que aún vive la protesta.


SEIS VARIACIONES PARA UN ARMONIO 
            DE CRISTAL (ELECTRÓNICO)
                        Por xoan zorro.

                                                           “La muerte no es el final
                                                           Es sólo zona de parking.”
                                                                       Jack Spicer.

                                   1

La máquina alterada.
La gran nuez de la cima
Parece no soportar una avalancha
Ni una modesta ardilla.
El cordaje del cuello desafina
Como un arpa
Tocada por secretas carcomas
Y en su ropero
El viejo corazón como dijera
Jean Cocteau:
                                   “Hoy, no se lleva”.
Y para abajo mejor es no meneallo.
Sin embargo, mi amigo –viejo amigo-:
            La muerte no es el final
            Es sólo zona de parking.

                                   2

Corriendo por el césped
Maravillosas piernas de muchacha
Acompasadas por las fuertes piernas
Del mozo que la cuida
Como a la niña de sus ojos
Que eso es para él

Esa muchacha de piernas admirables
Corriendo por el césped
Ascendiendo entre tilos
Va la pareja por el Parque de Los Aliados
Corriendo tras el arco
De la Alianza
Ella con piernas dignas de Artemisa
Él, con algún calambre,
Sin perderle pisada. Desesperadamente,
            Tras la niña de sus ojos.

                                   3

El hombre arrolló la bandera
Que en ese instante comenzaba a ser
Candidata a los trastos polvorientos
                        Del altillo.
Iba a encender un cigarrillo. Lo pensó
Mejor, y sus dedos volvieron
A depositarlo en la cajilla.
En ese acto (casi reflejo) saltó
De su bolsillo aquella vieja desteñida foto
            (quien la viera, de paso, arriesgaría
                        A decir: es una foto
            De un niño o de una niña).
El hombre la miró. Respiró hondo
                        Y volvió a desplegar
                                   La bandera.

                                                           A Juan Gelman.

                                   4

No era un templo era una sala
                        De cinematógrafo
Por lo tanto era un templo además
            De una sala de cinematógrafo
Y en esa sala/templo, el muchacho veía
                        Por undécima vez
                        “La General” de Búster Keaton.
Sabía perfectamente cuándo saltaba
            Como una liebre la imagen
            De los viejos rollos
Esperaba con unción el instante
            De la deshonra del maquinista
                        Ante su novia
Seguro que iba a reconquistarla y liberarla
            Del laberinto de rieles
            Y ejércitos enfrentados
Del Norte contra el Sur.
Además, sonreía, con la seguridad secreta
                        Que desde la próxima
                        Exhibición él sería el maquinista
            Él sería Búster Keaton
            Y alcanzaría los créditos
            Que la vida se empeñaba en negarle.

                                               5
El pobre Mozart
Alcanzó su gramo de felicidad
Ya acosado por la muerte cuando escuchó
            Al mozo de la carnicería
            Cantar un aria de Papageno.
Con esta anécdota se alentó el desconocido
                        Autor de canciones.
¿Quién dice?. A lo mejor…

                                    6
                                               “El mirlo canta y la bebé ríe,
                                               A medio camino en el siglo del
                                                           Horror.”
                                                           Kenneth Rexroth.

Dulce Camila
Fuerte Natalie:
Maravillosas hijas de mi hijo
Nietas de la alegría
Poseedoras de un coraje casi borrado
De los escritos de este mundo.
Al borde del Milenio, Camila:
Cédeme un poco de tu ternura honda
Que me sabrá a un trago de agua
            En el corazón del verano.
Préstame tu energía, dorada Natalie,
Dibújame constante, como de niña
Fundabas árboles, casas, padres gatos
Bigotudos.
Ustedes caminarán
Por tiempos que han alarmado
            La imaginación o la conciencia
Y sé que vuestros pasos llevarán
            Nuevas luces, dínamo                  
Ustedes caminarán
Por tiempos que han alarmado
            La imaginación o la conciencia
                        De los hombres
Y sé que vuestros pasos llevarán
            Nuevas luces, dínamos
                        De pureza
Para mañanas que no serán ojos
De ciego/ muletas
Abandonadas entre las ruinas de la guerra.
Ustedes llevaran como un nuevo testamento
                        El deseo de todos nosotros
            (los conocidos, los desconocidos)
                         
UNPOCO MÁS SÓLIDO QUE EL AIRE


Casi desparramado,
Bajo el quincho solidario
Pasan “músicos” que hace tanto
No venían a estos árboles,
Los músicos son unos pajaritos
De mediano tamaño, el dorso de color marrón oscuro,
Casi acanelado el pecho.
Siempre en bando. Rápidos y fugaces
Sobre la avena estéril, sobre los pastos
Recién cortados por un operario.
Cantan. Una música que huele a pasto,
A reflejo de las nubes en la acequia,
A urgencias de apareo.
A dulce clima.
Ya se fueron. Volaron hacia otros campos.
Las desafinadas langostas verdes tratan
De mejorar sus arreglos
(No sea que Nicolo –el gran violinista
Iracundo- les quiebre sus arcos).
Sigo despatarrado. Increíblemente, una
Perdiz chica pasa junto a mi, sin empacho
Ni miedo. En otros tiempos…
Al fin veo a una viudita blanca.
(Desolado ante los desmanes de los
Fundamentalismos, fustigan mi visión:
Garrote vil, torres con horcas,
hachas fulmíneas, lapidaciones, Rocas Tarpeyas,
“la solución final” con cámaras de gas,
Piras humanas de la Santa Fe, cruces romanas,
Venenos socráticos, elixires borgianos,
Inyecciones letales, sillas eléctricas,
Fusilamientos, la “refalosa” de federales
Y unitarios, los despenadores oficiales
De los ejércitos, la espada isabelina,
El puñal tribunicio, el sicario de trece
Apuntando y acertando. Los degolladores
De Barranca Yaco, la cabeza del Chacho
Peñaloza, los niños del último ejército
Guaraní ante el sádico Conde D´eu;
Los N N de cualquier territorio…)
Salto, como mordido por crucera.
El tiempo está cambiante y de la Cuchilla
De Haedo  baja en carretón siniestro una tormenta.
También asoma en la dulzura de este
Mundo, una Tercera Guerra nada fría.
¿A los señores de la guerra no enfrentarán
Los hijos de la patria grande?


Washington Benavides (Tacuarembó, Uruguay, 1930) Poeta, traductor y músico. Maestro quien hace décadas me supo indicar, en una noche cargada de humedad rioplatense, en la “valiant” Montevideo qué leer.

Entre sus últimos títulos se hallan: "El mirlo y la misa" (2000);"Los pies clavados" (2000); Un viejo trovador" (antología) 2004;"Dracmas" (2005);"Diario del Iporá (2006);"Sonetos del Batoví dorado al gabinete del Dr Caligari" (2008);"El frasco azul" (2011); "Tata Vizcacha" (reedición.2012);"Como un comanche" -seis libros inéditos- ( Ed. homenaje del Ministerio de RREE del Uruguay, 2012).

LIBROS de heterónimos:"Amarili y otros poemas" Pedro Agudo(2007); Doce canciones amorosas (bilingüe) Juglar Xoan Zorro (2010);" Asuntos del falsificador" John Filiberto (2012).

Entre  los autores que ha traducido se cuentan: Guimarães Rosa, Oswald de Andrade, Carlos Drummond de Andrade y Affonso Romano de Sant’Anna.

Sus poemas y canciones han sido musicalizados y grabadas por: Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Eduardo Darnauchans, Héctor Numa Moraes, Carlos Benavídes, Los Olimareños y Los Zucará.